(Foto @albertocontador) |
Campeón, El Pistolero, Contador… por muchos nombres
es conocido el orgullo deportivo de España y algunos rincones más de este
mundo. Alberto Contador es un fenómeno del ciclismo, un héroe para los
aficionados, un ejemplo en la bici y en la vida para muchas personas.
Escribir sobre alguien a quién se admira y de quién
ya se escribió todo, o casi todo, es un reto casi imposible de concretarse, una
tarea difícil aunque hace mucho planteada en el pensamiento. Su biografía es
por demás conocida igual que su palmarés. Pinto, en Madrid, es su tierra del
corazón, su familia es su pilar, su hermano Fran es el gran responsable por su
entrada en el ciclismo, las tres grandes vueltas – Tour, Giro y Vuelta – son suyas
con distinción, además de otras carreras importantes cómo Paris-Nice,
Milano-Torino, Castilla y León, País Vasco, Catalunya, Murcia, Algarve o el Campeonato de España
en contrarreloj. Podría decirse ya haber ganado todo lo que podía soñar en el
ciclismo.
Pero no siempre fue así… Hace exactamente 10 años,
en (mayo) 2004 Alberto parecía decir adiós al ciclismo, quizá a la vida. Un cavernoma
cerebral detectado tras una caída en la Vuelta a Asturias llegaba para poner a
prueba su creer, su querer, su fuerza de superación. La dura batalla le alejó
de las carreteras hasta el año siguiente, momento que marca definitivamente su
carrera y manera de pelear por todas sus metas.
En su regreso demostró a sí y a quién pasó por
problemas en la vida, de salud u otro, que siempre hay un camino a recorrer en
la carretera de la vida, por más que en un determinado momento parezca
imposible. Y así hizo Alberto, volviendo más fuerte que nunca, probando que “querer
es poder” cómo él propio dijo, convirtiendo esas tres sencillas palabras en su lema de
vida. Desde ahí nadie detuvo su sed de volver a vivir las sensaciones que la
bici le hacía sentir.
Se vuelve en un inigualable escalador, dejando a
todos sin palabras solamente disfrutando de su recital en los puertos míticos de Alpe
d’Huez, Mont Ventoux, Galibier, Zoncolan, Passo dello Stelvio, Etna, Angliru, Lagos de Covadonga o Bola del Mundo. Reflejo de
su potencialidad es haberse convertido en el quinto ciclista de la historia a
lograr el triunfo de las tres grandes vueltas, es decir, la ‘triple corona’. Y con
el mundo del ciclismo rendido a su esplendoroso talento en la bici, una vez más
la vida insiste en ponerlo a prueba.
En 2010 sale a la luz un control antidopaje durante
el Tour de France, en el que se detectó la substancia clembuterol, y desde siempre
afirmó sólo poder deberse a una contaminación alimentaria. Tras meses y meses
navegando en el limbo de la justicia y de la opinión pública, declarado
inocente por la RFEC pero no por el TAS, Alberto vuelve una vez más a renacer
nunca dando la espalda a la lucha por su nombre, sus valores y por la
honestidad con la que vive en el deporte. Enseñando a cada uno que la vida
puede ser tan inconstante cómo el cielo… unas veces lleno de estrellas,
otras veces asombrado por nubes capaces de nos hacer dudar que vuelva a verse
el horizonte brillar.
Esa línea en el horizonte se muestra hoy aún más
desafiante. A cada año asuman al pelotón internacional nuevos talentos, e
intentar mantener los pedales tan fuertes como en los años ganadores es un reto
que afronta en 2014. El Tour, siempre el Tour en su pensamiento y de sus incondicionales
seguidores. ¿Logrará hacer frente al vencedor del año pasado, un Froome que
parece imbatible? En el ciclismo nada es cierto y una carrera siempre sorprende
al final. Además, “querer es poder” y Alberto lo sabe más que nadie: «Céntrate en el objetivo, lucha por él y será tuyo».
Mucha cosa queda por decir sobre alguien que aún
tiene mucho a escribir en la historia del ciclismo mundial. Aún más tratándose
de quién no sólo lo hace en la carretera sino también con la Fundación Alberto Contador
y su equipo júnior, que dio el pistoletazo de salida a un gran proyecto al que añadió este año el equipo sub-23 y la escuela de ciclismo en Pinto. Un ejemplo de superación, ese es
Alberto Contador.
Hà quem escreva por escrever mas também hà quem escreva com cabeça e coração exprimindo o que vê e sente que é este caso.Parabéns.
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