Hace mucho que no comparto mis pensamientos en
castellano. Por estos días estoy viviendo nuevas experiencias en el ciclismo
portugués, y creo nada mejor que compartirlo con todos los que me leen hace
tiempo en el idioma de mi querida vecina España. Tengo ido a algunos circuitos,
una experiencia que nunca había vivido. La verdad es que por más que no tengan
la grandiosidad de la prueba reina, la Volta a Portugal, me tienen encantado
por su más pura esencia del ciclismo y por su cercanía al público.
Este año, la Federación Portuguesa de Ciclismo ha
incluido los históricos circuitos en la nueva Taça Nacional de Circuitos, lo
que acaba por quitar un poquito de la imprevisibilidad del final de cada carrera,
y la adrenalina de cada uno intentar ganar una línea de meta, ya que en causa está
el liderato del maillot amarillo de la general y hay que defenderlo no dejando
hueco para escapadas exitosas. Por otro punto de vista, hay una bonita pelea
por el asalto a la general de la Taça, también vivida entre los más jóvenes en
sub-23.
Que puedes vivir en esas carreras… Si llegas una hora
antes de comenzar la competición, tienes tiempo para estar con los héroes y
hablar con ellos (si eres de hablar) o sacar un montón de fotos. Siempre
lograrás una sonrisa o amable palabra, ya que esa es una característica del
pelotón portugués, incluyendo los corredores extranjeros, siempre disponibles y
amistosos. Cómo dicen ahí en España, ¡es una pasada!
Además, puedes captar bonitos momentos que este
deporte te ofrece. La cercanía brinda el público con sencillos detalles cómo el
brillo en los ojos de los niños por estar con sus héroes. Les gusta acercarse
de los corredores para cumplimentarlos o pedir un recuerdo para llevar a casa del
día inolvidable que están viviendo. Obviamente, toda la interacción es más
fácil ya que los medios de comunicación desaparecen en estas carreras. Aquí
pocos (o ningunos) aparecen, vemos más los medios locales que siempre intentan
seguir el ciclismo todo el año, promocionando el trabajo diario de los equipos/clubes
y sus atletas.
Para quién le gusta el ciclismo puro, recomiendo
totalmente vivir esta experiencia. Había planeado ir a uno de los siete
circuitos de la Taça y ya he ido a tres. Así puedo afirmar que no me lo perdería
esas carreras por nada. Malveira, Nafarros (Sintra) y S. Bernardo (Alcobaça)
fueron mis experiencias, eligiendo yo el último como siendo lo más emocionante
y hermoso por su idílico escenario en el histórico local del Monasterio de
Alcobaça, dónde duerme el amor eterno de D. Pedro y D. Inés. Pero eso quizá sea
porque yo soy una romántica.
El romanticismo con que también miro al ciclismo me
lleva a terminar ese largo pensamiento con unas palabras a los ciclistas,
protagonistas de mis historias. Pedalean todo el año más por amor a este
deporte que por otra cualquiera razón. Pasan dificultades, apagan en el asfalto
algunas decepciones, escalan obstáculos difíciles de superar, sprintan hacia un futuro mejor como profesionales.
De los más jóvenes a los más veteranos, he visto en estos circuitos su
dedicación a la bicicleta. Una dedicación que merece la presencia de
aficionados en las carreteras y de los medios de comunicación. Si por veces no
es posible, que sientan ese apoyo y atención a la distancia. Es lo mínimo que
podemos ofrecerles a lo tanto que dan a este deporte.
Malveira, la cercanía del ciclismo (Foto Helena Dias / APCP) |
Nafarros, la sonrisa de Raúl Alarcón (Foto Helena Dias / APCP) |
Alcobaça, el esfuerzo de los héroes (Foto Helena Dias / APCP) |
Alcobaça, recuerdos de los héroes (Foto Helena Dias / APCP) |
Monasterio de Alcobaça (Foto Helena Dias / APCP) |
Fotos Circuito da Malveira, aquí
Fotos Circuito de Nafarros (Sintra), aquí
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