Las palabras no pueden decir lo que realmente sentimos en un momento como
lo de Iñaki Lejarreta. Hace tan poco tiempo hablábamos de Víctor Cabedo. ¿Qué
cambió desde ese día de septiembre?... Nada en la protección a los ciclistas,
todo en la vida de sus familiares. ¿Nosotros? Seguimos pidiendo más respecto
por los ciclistas que, antes de deportistas, son vidas que se pierden y no
volverán jamás.
Solamente 1,5m es lo que reivindicamos, solamente tener un poco de calma en
la carretera, solamente mirar al otro y VER que allí, en una bicicleta, va una
persona. En los días de hoy, el mundo está corriendo, nadie VE a nadie. Pasar
por encima de un peatón, de un ciclista, hasta de un perro en la carretera es
simplemente lo que muchos hacen en su vida cotidiana. Al contrario de la
carretera, en la vida no se matan las personas, pero de igual modo son
desvaloradas. Vidas que se pierden, futuros que ya no serán, presentes que se
quedan destrozados... Así es el mundo en que vivimos y lo peor es existir la
certeza en cada uno de nosotros que nada cambiará, porque seguiremos a tener
casos como los de Víctor y de Iñaki, que no pasarán de números para llenar
estadísticas.
Podría perderme en líneas sobre sus palmarés, pero eso será lo menos
importante en esto momento. Dos vidas, dos ciclistas, dos héroes del ciclismo
para tantos aficionados, dos seres que dejan en sus familias una tristeza
imposible de amenizar. ¿Y por qué? Es la pregunta que queda. ¿Por qué no vemos
al otro? ¿Por qué una vida merece hoy tan poco de nuestra atención? ¿Por qué
una persona puede pasar por nosotros y ni la miramos? Eso pasa en la carretera,
en el trabajo, en las familias, por veces, hasta entre amigos.
Buscamos los culpables, es natural. Queremos una explicación para el
sucedido, es razonable. Ultrapasamos, muchas veces, el límite de informar con
exactitud para pasar de inmediato a sacar conclusiones precipitadas, sin ni
siquiera investigar lo que realmente ocurrió en el momento del accidente. La única conclusión que logro
sacar de estas pérdidas irreparables es... vivimos deprisa demás. Como los
conductores de los coches que, infortunadamente, dejaron el futuro de Víctor e
Iñaki por contar, también en nuestras vidas corremos, no miramos al otro y,
algunas veces, no miramos tampoco a nosotros.
Una vez más volvemos a pedir... se puede esperar unos segundos detrás de un
ciclista en la carretera, se puede dar 1,5m de distancia... sólo no se puede
traer sus vidas de vuelta.
[Fotos web: Iñaki Lejarreta, Cycling News, Google]
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